2008-12-30

Patas Arriba

El imperialismo se llama globalización;
las víctimas del imperialismo se llaman países en vías de desarrollo;
el oportunismo se llama pragmatismo;
la traición se llama realismo;
los pobres se llaman carentes, o carenciados, o personas de escasos recursos;
en lugar de dictadura militar, se dice proceso;
las torturas se llaman apremios ilegales, o también presiones físicas y psicológicas;
cuando los ladrones son de buena familia, no son ladrones, sino cleptómanos;
los muertos en batalla son bajas, y los civiles que se la ligan sin comerla ni beberla son daños colaterales.

Eduardo Galeano, Patas Arriba: La escuela del mundo al revés. 1998, Siglo XXI.


A todo esto, hoy se puede añadir que, en Gaza, al exterminio (desolar, devastar por fuerza de armas) se le llama respuesta, al terrorismo de Estado, legítima defensa y al genocidio, en el mejor de los casos, desproporción. Y es que, a los 350 muertos y 1.500 heridos palestinos (sin olvidar los asesinatos de cuatro civiles israelíes por cohetes de Hamas)que llevamos en tres días, hay que añadir la humillación que supone la impunidad de los agresores, la legitimación de tal masacre por parte de sus aliados y la mirada al otro lado de todos los demás.

Una vez más El Consejo de Seguridad de la ONU no ha sido capaz de condenar el ataque por parte del ejercito israelí, limitándose a pedir que cese la violencia de ambas partes y que se emprendan medidas para permitir la entrada de ayuda humanitaria en la franja. Su secretario general, Ban Ki –moon, sí ha ido mas lejos, condenando el excesivo uso de la fuerza por parte de Israel y tirando de las orejas a la comunidad internacional por “no haber hecho lo suficiente”. Simbólico quizá, pero desde luego sin ningún valor sancionador, dejando una vez más en evidencia el problema de raíz de unas Naciones Unidas en manos de unos pocos.

Nada podemos esperar a estas alturas respecto a la postura de los Estados Unidos en el conflicto entre israelíes y palestinos. Condoleezza Rice condenaba los ataques con cohetes por parte de Hamas, haciéndole responsable del cese de la tregua y responsabilizándole de todo lo ocurrido en la franja. En este mismo sentido iban las declaraciones de hoy del ministro del ministro de defensa israelí, Ehud Barak. De los 350 asesinados, ni media palabra. Solo la ministra de exteriores de Israel, Tzipi Livni, se apresuraba a decir que las muertes de civiles son daños colaterales.

Los ministros de asuntos exteriores de la Unión Europea se han dado cita hoy martes para intentar buscar una solución a la situación. Mientras tanto, las declaraciones de los diferentes mandatarios europeos siguen la línea de Naciones Unidas y, por lo tanto, suenan vacías en su contenido. La presidencia francesa condenaba por igual los ataques del sur de Israel y la incursión israelí en Gaza, al igual que el ministro de exteriores español Miguel Ángel Moratinos, que condenaba “la desproporcionada respuesta” de Israel pero responsabilizaba de ello a Hamas. Más lejos fue el vicecanciller alemán Frank-Walter Steinmeier, quien declaraba que “Hamas debe suspender de inmediato y de forma continuada sus inaceptables ataques a Israel", instando a su vez a los israelíes a "respetar la ley de la proporcionalidad y hacer todo lo posible por evitar víctimas civiles". Solo el Premier británico Gordon Brown se mostraba “horrorizado” por la violencia empleada por el ejército hebreo. Poca esperanza puede mantener Palestina de una Unión que, por un lado, mantiene el bloqueo económico a un gobierno libremente elegido, y por otro, dos semanas antes del ataque incrementaba sus relaciones con Israel.

“¿Hasta cuando continuará el silencio árabe?”, decía una pancarta en una manifestación de protesta por los ataques en Damasco, Siria. No en vano, la ayuda prestada por los países árabes a Palestina sigue en la misma línea de siempre: escasa. Solamente países claramente enfrentados a Israel como Irán o Líbano han mostrado su apoyo desde sus instituciones a los palestinos. En todo caso, será difícil consensuar una única postura respecto a Palestina entre la Liga Árabe en la actual situación: división política y social en las tierras palestinas, una autoridad palestina gobernante en Cisjordania con el beneplácito de occidente e Israel y una Gaza en manos de Hamas, grupo terrorista para Estados Unidos y Unión Europea que niega la existencia del Estado judío, que, debido al bloqueo al que se ve sometido, gobierna como puede (leer el artículo publicado en El País "Hamas o el reto de gobernar una franja de miseria") y que probablemente sobrevive gracias al apoyo algunos de los países de la Liga.

En todo caso, pinta negro el futuro para los palestinos asentados en Gaza. Israel, lejos de cesar sus ataques en la franja, amenaza con incrementarlos con el total beneplácito de los Estados Unidos y el resultante silencio de las Naciones Unidas. Más negro aún si tenemos en cuenta que Israel se encuentra en plena campaña electoral (10 de febrero), donde parece ser que la dureza contra el enemigo islamista es, al mismo tiempo, un pozo lleno de votos y una tradición electoral (Simon Peres ordenó la operación “Uvas de la Ira” en abril de 1996, un mes antes de las elecciones de mayo de aquel año).


Protestas en Saná (Yemen) por el ataque israeli

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